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La Colmena

Posteado el Thursday 04 de September de 2014

Alumnos capacitan a padres sobre bullying

Estudiantes del Colegio San Francisco de Asis detectan casos de estos ataques e intervienen como mediadores.

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“El bullying es casi una epidemia. Si no lo prevenimos, podemos tener graves consecuencias”, dice María Josefina Nant, alumna de 5º B del colegio parroquial San Francisco de Asís, de barrio Las Flores.

Emanuel González, del mismo curso, agrega: “El acoso es como una enfermedad progresiva que te va agarrando hasta que explotás”.

María Josefina y Emanuel son parte de un proyecto que impulsa la escuela, desde hace tres años, para prevenir, hablar e intervenir en casos de acoso escolar y de ciberacoso.

La idea nació como una actividad en el aula y terminó convirtiéndose en un trabajo institucional conjunto entre estudiantes y autoridades para trabajar un problema que preocupa cada vez a más familias.

Así, después de una ardua capacitación, un grupo de alumnos del Ciclo Orientado conformó una especie de “brigada” que ayuda a detectar casos, mediar en conflictos, dar charlas a estudiantes y capacitar a los adultos: docentes y padres.

 

Cooperar y mediar

“El proyecto consiste en tomar conciencia de qué es el bullying y ver cómo tratarlo en el ámbito del colegio. Lo que buscamos es concientizar a los alumnos y a la comunidad escolar porque, ahora, todo parece bullying , pero no lo es”, plantea Nant. Y explica que el bullying se da entre pares, es una situación sostenida en el tiempo y que la violencia es ocasional.

Los chicos actúan como observadores de situaciones y como un nexo entre los alumnos, que son víctimas o testigos de casos de acoso, y los directivos, los encargados del departamento de Orientación, los profesores y preceptores y los padres.

“Nosotros somos cooperadores entre los chicos del colegio y los directivos. Oficiamos de mediadores”, explica Lucía.

El grupo asegura que la comunicación funciona porque los alumnos confían más en compañeros de la misma edad que en los adultos. “Tienen más confianza, se comunican con nosotros porque a lo mejor piensan que los padres o los directivos los van a retar”, precisa Emanuel. Gonzalo coincide: “Los chicos se sueltan más con nosotros que con los adultos, se ven representados”.

La idea es escuchar, analizar y pedir ayuda. No se juzga a nadie ni se lo expone. Toda información es confidencial y, en eso, los estudiantes (o los “chicos del bullying ” como se los conoce) se han ganado la confianza.

 

Adultos desinformados

Los chicos aseguran que muchos adultos están desinformados, en especial en lo que se refiere al uso de las redes sociales y a las posibilidades de reportar abusos en caso de ciberacoso.

Las charlas con los padres son enriquecedoras y, a veces, complicadas. “Fue difícil porque no sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar porque nosotros le estábamos informando a un papá lo que le pasa a su hijo. Nos pasó que un papá se largó a llorar en medio de una charla y fue fuerte para nosotros”, cuenta Lucía.

Quienes asisten a las charlas son, en general, padres de hijos víctimas de acoso o gente que en su juventud pasó por una experiencia similar.

“Los padres quieren saber qué hacer para que esto se detenga, cómo actuar ante las autoridades del colegio. Muchos se sienten aliviados al saber que trabajamos en esto. Felicitan y agradecen”, remarca Jazmín.

El proyecto ya comenzó a expandirse. Los alumnos dan charlas en colegios públicos y privados y a directores de las instituciones que aglutina la Junta de Educación Católica y en una diplomatura de la Universidad Católica de Córdoba.

El vicedirector Barrera asegura que ya se ven resultados y que, inclusive, desde el Ministerio de Educación les derivaron a cinco alumnos que sufrían de acoso en otros colegios.

“Estamos haciendo algo bueno, ayudando y la verdad no nos cuesta nada”, concluye Lucía.

 

Nota completa de La Voz del Interior AQUÍ


























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